El fácil acceso a la compra de motocicletas se ha convertido en uno de los factores clave en el aumento de su adquisición en México, particularmente en el estado de Guanajuato. Sin embargo, este crecimiento en el parque vehicular también ha traído consigo un incremento en la utilización de estos vehículos para actividades delictivas.
La falta de un control adecuado en la venta y el registro de motocicletas ha permitido que estos vehículos sean empleados con frecuencia en la comisión de delitos. El uso de motocicletas en el robo a transeúntes, la extorsión, e incluso en homicidios, es cada vez más común. Además, estos vehículos ofrecen a los delincuentes una ventaja estratégica: su agilidad y versatilidad les permite escapar rápidamente de la escena del crimen y evadir las autoridades. En las investigaciones, las motocicletas son difíciles de rastrear, lo que complica la captura de los responsables. En situaciones de persecución, su capacidad para maniobrar entre los vehículos en calles congestionadas facilita aún más la fuga.
De acuerdo con datos locales, siete de cada diez delitos como homicidio doloso y robo con violencia en Guanajuato son perpetrados por delincuentes que utilizan motocicletas para darse a la fuga. Además, conseguir placas falsas para motocicletas resulta mucho más sencillo en comparación con los autos particulares. Los delincuentes pueden obtenerlas a través del mercado negro, las chatarrerías o utilizando motocicletas robadas que, tras cometer el delito, son abandonadas rápidamente.
La falta de regulación en el mercado de motocicletas ha sido identificada como uno de los principales factores que permiten esta problemática. Especialistas y autoridades señalan la urgencia de establecer controles más estrictos para reducir el uso ilícito de estos vehículos.
A nivel nacional, las cifras reflejan un crecimiento significativo en la compra de motocicletas. Hasta 2021, México contaba con casi 6 millones de motocicletas registradas, el doble de las que existían hace cinco años. En 2022, las ventas de motocicletas superaron las de autos particulares, con un millón 250 mil unidades vendidas, frente al millón 100 mil autos adquiridos. Sin embargo, este aumento en la venta no se ha visto acompañado de una mejora en la regulación, lo que podría ser un factor determinante en el incremento de delitos relacionados con este medio de transporte.