El Trastorno del Estado Autista (TEA) ha ganado visibilidad en los últimos años, lo que ha generado un aumento en la conciencia sobre la importancia de la detección temprana. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente 1 de cada 100 niños en todo el mundo presenta TEA.
La detección temprana del autismo permite a los profesionales de la salud y a los padres implementar estrategias y terapias que ayudan a mejorar el desarrollo cognitivo y social del niño.
Estudios indican que las intervenciones antes de los 3 años pueden mejorar significativamente las habilidades de comunicación y la interacción social. Los niños que reciben un diagnóstico temprano tienen más probabilidades de desarrollar habilidades que les permiten integrarse mejor a la sociedad y reducir comportamientos problemáticos.
Los síntomas del trastorno del espectro autista varían en intensidad y tipo, pero generalmente afectan tres áreas principales: la interacción social, la comunicación y el comportamiento. Los síntomas más comunes son dificultades en la comunicación, preferencia por jugar solo, dificultad por compartir logros con otras personas, realizar movimientos repetitivos, problemas con el sueño o alimentación.
Criar a un niño puede ser desafiante y abrumador para los padres. La necesidad de apoyo emocional y práctico es esencial. En muchas ocasiones, los padres necesitan aprender estrategias para fomentar la comunicación y desarrollo social. Si bien, el autismo no tiene cura, las terapias conductuales, ocupacionales y del habla pueden disminuir la severidad de algunos síntomas y mejorar las habilidades del niño.