Comerciantes del centro histórico denunciaron la imposición de una paleta de colores, específicamente el tono "guinda", para pintar las fachadas de sus negocios. Esta medida, supuestamente destinada a revitalizar la estética urbana, ha suscitado un fuerte rechazo por parte de los dueños de los establecimientos
Los comerciantes se sienten agraviados ante lo que consideran una intromisión en la autonomía de sus negocios. Muchos de ellos han invertido tiempo y recursos en desarrollar una imagen que refleje su identidad y estilo únicos.
Más allá de la cuestión estética, los comerciantes han expresado una profunda preocupación por la falta de respuesta por parte de las autoridades en cuanto a las garantías de seguridad que se les ofrecen. El Centro Histórico ha enfrentado desafíos significativos en términos de seguridad, que incluyen robos, vandalismo y otras formas de delincuencia. Los comerciantes argumentan que antes de implementar medidas que afecten su propiedad, se deben abordar de manera integral las preocupaciones de seguridad.