La lactancia materna es la forma natural de alimentar a un bebé y se considera esencial para su salud y desarrollo, pues la leche materna proporciona todos los nutrientes necesarios para el crecimiento y desarrollo saludable del bebé. Contiene proteínas, grasas, vitaminas y minerales adecuados para los lactantes.
La leche materna contiene nutrientes que ayudan a proteger al bebé contra infecciones respiratorias, gastrointestinales y del oído; tiene beneficios emocionales, pues la lactancia materna fomenta el vínculo afectivo entre la madre y el bebé, lo que puede tener un impacto positivo en el desarrollo emocional del niño.
En cuanto a los bebés que no son amamantados, pueden ser más propensos a ciertos riesgos de salud, aunque esto puede depender de varios factores, como la calidad de la alimentación que reciben y su entorno, algunas posibles consecuencias de no amamantar incluyen mayor riesgo de infecciones, alergias, problemas de peso a medida que el niño crece, e incluso algunas investigaciones sugieren que la lactancia materna puede tener un efecto positivo en el desarrollo cognitivo del bebé.
Es importante recordar que cada bebé y cada familia son diferentes, y hay varias formas de asegurar el crecimiento saludable de un bebé, incluyendo la lactancia materna y la fórmula infantil. Siempre se recomienda que los padres hablen con profesionales de la salud para tomar decisiones informadas y adecuadas para el bienestar de su hijo.