Tras varios meses de estar bajo el ojo del huracán por su actuación y manejo de la pandemia Covid-19, el primer ministro Boris Johnson aceptó renunciar al cargo.
Este jueves el mundo entero amaneció con una noticia impactante, y es que el primer ministro británico, Boris Johnson, aceptó renunciar tras varios días de dimisiones que opacaron la posición del líder dejándolo incapaz de gobernar. Esta decisión por parte de Johnson llega finalmente luego de que uno de sus aliados más cercanos, el jefe del Tesoro Nadhim Zahawi, le pidiera que se marchara por el bien del país y su partido.
Zahawi intervino tras la renuncia de otros dos ministros de alto nivel de Johnson y tres funcionarios de menor rango, lo que elevó a más de 50 el número de personas que han dejado el gobierno esta semana.
La mayor sorpresa es que Johnson había rechazado el día de ayer las peticiones de dimisión afirmando que tenía el apoyo de sus votantes para mantenerse en el cargo. Y es que Johnson, de 58 años, se había mantenido firme en el puesto pese a las acusaciones con su cercanía a los donantes del partido, de que protegió a aliados de acusaciones de acoso y corrupción, de haberle mentido al Parlamento y haber sido deshonesto con el público sobre las fiestas del Gobierno que incumplieron las normas de confinamiento durante de la pandemia de la Covid-19.
Pero lo que pareciera haber rebasado el vaso, fue las recientes revelaciones de que Johnson conocía las acusaciones de abuso sexual contra Chris Pincher, un legislador conservador, antes de ascenderle a un puesto de responsabilidad.
Pincher renunció la semana pasada a su puesto directivo en el partido tras las acusaciones de que manoseó a dos hombres en un club privado. Lo cual desencadenó una serie de reportes pasados contra Pincher, y una sucesión de explicaciones del porqué fue postulado para un puesto importante en el partido.
Se prevé que Boris Johnson podría mantenerse en el puesto hasta que el Partido Conservador elija un nuevo líder, proceso que probablemente llegue durante el transcurso del mes de octubre; sin embargo, algunos conservadores dijeron que debía abandonar de inmediato la sede de gobierno en el número 10 de Downing Street, con el objetivo de poner fin al caos.