Tristeza y desesperación ha traído la pandemia para algunos comerciantes; Lilia Palato es una mujer que hace 16 años se jubiló y decidió emprender un negocio propio.
La venta de piñatas ayudó a Lilia a sacar adelante a su familia, sin embargo, con la emergencia sanitaria las fiestas fueron suspendidas y sus pérdidas han sido del 100% a lo largo de tres meses.
El papel de las piñatas se decolora, hay que cuidarlo constantemente, por lo que Lilia espera el día en el que los ciudadanos acudan nuevamente a comprar su producto y las fiestas y la alegría regresen a la ciudad.