Al llegar la época navideña, las calles y los hogares se visten de luz en árboles, jardines, ventanas, puertas o techos, pero, ¿Qué tanto contamina encender estas luces varias horas al día durante alrededor de 35 días en toda la ciudad? Primero, hay que considerar que existen 3 tipos de contaminación en este caso: el desperdicio energético; la emisión de CO2 en la producción de electricidad y en la fabricación de las luces; y la contaminación lumínica.
Al decorar nuestras casas es importante considerar la eficiencia energética para evitar desperdiciar lo más posible, por ejemplo al comprar luces es recomendable buscar las que indiquen en su etiqueta que el producto cumple con ciertos estándares de eficiencia; además de optar por una decoración más moderada o limitar su uso con temporizadores, ya que en ocasiones se quedan encendidas toda la noche sin que nadie las disfrute; de igual manera se pueden sustituir las luces incandescentes por luces led para un menor gasto, tanto económico como en el impacto ambiental, pues la electricidad no es una energía limpia, sino que aún procede, dependiendo del día y la hora, de combustibles fósiles.
En cuanto a la contaminación lumínica, esta tiene muchos impactos, como atraer insectos a las ciudades y pueblos, que a su vez pueden atraer algunos animales a la ciudad, como murciélagos o incluso plagas vegetales; además, si se mantienen las luces hasta tarde, también pueden interferir en el descanso; sobre todo con la luz fría, que es la que contamina más, ya que está compuesta de todos los colores del arco iris, y si nos centramos por ejemplo en la luz azul, la verde y la roja, donde el ser humano tiene una máxima sensibilidad, la luz azul es la que más se dispersa en la atmósfera y en nuestro ojo, por lo que deslumbra más y no es especialmente útil para la visión, por esto, los diseños de iluminación agradables eligen colores muy cálidos, ya que se asocian antropológicamente con el fuego.
Para generar una menor contaminación, simplemente hay que controlar y medir lo que hacemos, pues al ser conscientes del consumo de energía y adoptar medidas para reducir el uso innecesario de las luces de Navidad, podemos disfrutar de la decoración festiva mientras reducimos el desperdicio de energía.