Desde hace más de 30 años, Miguel Martínez puso una tiendita de abarrotes, al estar cerca de una primaria y una secundaria sus ventas incrementaron, aunado a ello decidió vender otros productos como tortas de carnitas, pierna, chorizo, jamón y salchicha, fruta y jugos, sin embargo, desde la suspensión de clases presenciales ante la pandemia, las ventas decayeron hasta en un 90%.
Esta situación no solo ha afectado a Miguel y a su familia, también a sus cinco empleadas; ante las bajas ventas se vio obligado a "descansar" a sus trabajadoras.
Ante la difícil situación Miguel comenzó a vender otros alimentos como menudo, empanadas, pozole, buñuelos, pues a pesar de que las ventas bajaron, debe continuar pagando servicios, sin embargo, no pierde la esperanza de que su negocio pronto se recupere.