La angustia, el dolor, la desesperación, la falta de esperanza por no saber sobre el paradero de sus seres queridos se arraiga en los cuerpos de las madres y padres de personas desaparecidas a quienes la impunidad y la ausencia de sus hijos les apagó la existencia, desde el momento en que no supieron más de ellos.
El 99% de los delitos por desaparición en México, quedan impunes, a esto se le suma que las madres, deben organizarse con sus propios medios las búsquedas, pues nadie busca a sus hijos e hijas, menos entre las piedras.
La muerte en vida, dejar de comer, disponer de la mayoría del tiempo para hacer trámites burocráticos, para salir a campo hacer las jornadas de búsqueda, todo se convierte en un cúmulo de enfermedades crónicas degenerativas, sin dejar de lado los padecimientos como ansiedad, estrés y depresión.
En el "Informe sobre afectaciones a la salud de familiares de personas desaparecidas, y la respuesta institucional en México", revela que al menos el 80% de los familiares de personas desaparecidas en México han desarrollado afectaciones a su salud, tanto físicas como psicológicas, sin dejar de lado, que son segregados por la misma familia al saber sobre la desaparición. Mientras que el 79% desarrolló una enfermedad crónica como cáncer, diabetes o hipertensión a raíz de la pérdida que vivieron. La encuesta también reveló que antes de sufrir la ausencia de sus seres queridos, solo el 23% de los familiares tenía una salud mala.