Diego es un joven de 17 años que dejó sus estudios para ayudar económicamente a su familia; aprendió el oficio de 3 generaciones, pues su padre, su abuelo y su bisabuelo se han dedicado a tejer sillas.
Diego y su familia son originarios de Querétaro, pero decidieron permanecer en el lugar en donde sus trabajos tienen mayor demanda y el precio de su artesanía no es regateado, como lo es en Salamanca.
Desde los 13 años, el joven queretano aprendió a tejer sillas de plástico, sobre las bases que el cliente pida, sin embargo, mencionó que este oficio se encuentra al borde de la extinción pues actualmente la gente prefiere muebles modernos.