Sentado
sobre un banco, a la orilla de una banqueta, Ángel Andrade Zárate, ve
transcurrir el día a día, el hombre que lleva a cuestas 90 años de edad ya no
tiene fuerzas para trabajar, para sostenerse en pie utiliza un bastón, su
caminar es lento, pero diario sale a la calle para para pedir a la gente una
moneda.
Don Ángel se ha
sobrepuesto a una enfermedad que le afectó una de sus piernas, Don Ángel
también ha tenido que sobreponerse al olvido y abandono de sus dos hijos
varones.
Don Ángel es originario de Salamanca, pero a temprana edad tuvo que dejar la tierra que lo vio nacer y anduvo por la Ciudad de México, por Cuernavaca y por Taxco Guerrero, sin estudios siempre realizó trabajos pesados, trabajos rudos.
A don Ángel sus piernas ya no le responden, sus manos y su cuerpo también han perdido la fuerza, pero en su corazón hay fortaleza, hay fe en Dios, hay agradecimiento por los años vividos y hay alegría porque tiene a su esposa que todos los días espera su regreso a casa.