Don Isidro toca el acordeón, la armónica, las panderetas, improvisa letra de canciones y se hace acompañar por un chango de peluche, un lugar en la plaza, en el mercado, en establecimientos comerciales o simplemente cualquier espacio del paisaje urbano, es el escenario que necesita para cantarle a la vida y contagiar de alegría a las personas; Don Isidro lleva más de 20 años ganándose la vida de esta manera.