En el corazón de Salamanca, el majestuoso Santuario de Guadalupe se establece como un símbolo de devoción y patrimonio cultural, atrayendo cada diciembre a cientos de feligreses que honran a la Virgen de Guadalupe con rezos y celebraciones.
Construido en el siglo XVII, este recinto fue inicialmente la Capilla de San Juan Nepomuceno, pero pronto se convirtió en el Santuario de Guadalupe, cuya fachada de cantera neoclásica es una joya arquitectónica. Su primera torre, de un solo cuerpo, fue ampliada entre 1854 y 1855 bajó las órdenes del capitán español Cayetano Martínez, quien añadió un segundo cuerpo y un remate piramidal con cruz de hierro.
El alatar mayor, reconstruido en 1893, es un diseño neoclásico que recuerda al altar principal de la Basílica Nacional de Guadalupe. En su centro destaca una reliquia invaluable: una pintura al óleo de la Virgen, datada en 1791.
El santuario también cuenta con una emblemática puerta de herrería instalada en 1910 que, junto con su diseño arquitectónico, resguarda siglos de historia y fe.