Fabián Méndez, es un artesano que junto a su esposa e hija, dedican su tiempo a la creación de piñatas, emprendieron el camino para solventar sus gastos luego de la pandemia de Covid-19 que dejó a cientos de empleados sin su trabajo.
Los fabricantes de piñatas, que con frecuencia son familias muy unidas cuyo negocio depende de las reuniones sociales que se han detenido durante la pandemia, han sufrido, como gran parte del país, tanto en el aspecto financiero como en el personal durante el último año.
Fabián forma parte del 60% de mexicanos que decidieron emprender un negocio. Tan solo en el primer semestre de 2021 creció la taza de emprendimiento a un 57,6% mayor a la de 2020, datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Fabián y su familia, decidieron salir adelante a pesar de los problemas que había, hoy en el 2022, la economía se reactiva poco a poco, aunque no tan rápido como se quisiese.
Sus creaciones en Piñatas EK, son ahora su nuevo pasatiempo, se dedican de día y noche a la elaboración de piñatas, dulceros y otra manualidades, un servicio para la ciudadanía y sus fiestas.
El comercio de piñatas, una tradición mexicana que se remonta al siglo XVI, se ha visto en gran medida paralizado por las restricciones impuestas a las fiestas de cumpleaños y otras reuniones, celebraciones en las que romper las figuras llenas de golosinas es una parte importante.