En México, la demanda actual de agua está experimentando un aumento constante en una variedad de sectores clave. En los hogares, la agricultura y la industria, ha incrementado en los últimos años, lo que ha llevado a una mayor presión sobre los recursos hídricos disponibles.Lo anterior puede atribuirse en parte al aumento de la población y al desarrollo económico. Estos factores han llevado a una mayor demanda de agua para usos domésticos. Además, los cambios en los hábitos de consumo también han contribuido a este fenómeno. Asimismo, las personas tienden a utilizar más agua en actividades cotidianas.
En México, 76 % del agua se utiliza en la agricultura; 14 %, en el abastecimiento público; 5 %, en las termoeléctricas y 5 %, en la industria. En el ámbito agrícola, la necesidad de agua también ha crecido significativamente. La agricultura depende en gran medida de recursos hídricos para el riego de cultivos.
En la industria, el panorama es similar. La fabricación y la producción industrial requieren una cantidad considerable de agua para diversos procesos. El aumento del consumo de agua tiene el potencial de tener un impacto significativo en la flora, la fauna y la biodiversidad de los ecosistemas acuáticos.
Una relación crítica que surge en este escenario es la conexión entre la sobreexplotación del agua y la amenaza de sequía. La extracción excesiva de agua de fuentes naturales puede agotar los sistemas acuíferos subterráneos y reducir los caudales de los ríos, lo que a su vez disminuye la disponibilidad de agua.