Después de sufrir un infarto, el señor Fidel Velázquez decidió dedicarse a vender gelatinas con rompope en las calles de la ciudad; con ayuda de un diablito, cubetas y bolsas para carga sus gelatinas, con unos zapatos desgastados del arduo caminar de todos los días, Fidel recorre Salamanca en busca de generar ingresos y mantener los gastos de su hogar.
Fidel a sus 72 años de edad, sale de su casa todos los días desde las ocho de la mañana, con la esperanza de vender todas sus gelatinas de mosaico, recordando aquellos días en los que regresaba a casa con las cubetas vacías y los bolsillos llenos.