Desde hace más de una década, Salamanca sufrió la desaparición de varias unidades policiales especializadas, incluyendo la Policía Montada, bicipolicías y la Policía Turística. Estos grupos estaban diseñados para prevenir el delito y algunas labores de ayuda ciudadana.
La Policía Turística, que se había propuesto en administraciones pasadas, nunca logró establecerse de manera formal. Su creación buscaba ofrecer protección y guía a los turistas que recorren el centro, conocido por sus recintos religiosos y culturales. Sin embargo, la falta de apoyo de los gobiernos municipales impidió su implementación efectiva.
Por otro lado, la Policía Montada, compuesta por solo cinco elementos, fue disuelta debido a la falta de caballos para llevar a cabo sus funciones. Esta unidad realizaba recorridos de vigilancia en la zona sur y participaba en eventos masivos, como bailes y festividades. Tras su disolución, los miembros de este grupo fueron reasignados a otras áreas de la corporación.
El comisario de seguridad de Salamanca confirmó que, por el momento, no hay planes para ello. Sin embargo, en una reciente iniciativa, la policía canina ha vuelto a las calles, apoyada por cuatro elementos caninos que colaboran en el operativo "Mercado Seguro", reforzando así la seguridad en la ciudad.
La situación plantea interrogantes sobre la estrategia de seguridad turística en Salamanca y la importancia de contar con unidades especializadas que puedan atender las necesidades de los visitantes y la comunidad.