En el panteón de las flores, que es el cementerio más antiguo de Salamanca, yacen los restos de cientos de personas, que el día de muertos son celebrados sus recuerdos con añoranza por sus hijos, padres, madres, nietos y seres queridos; quienes limpian las tumbas, colocan flores frescas, adornan e incluso contratan músicos para amenizar el rato, por otra parte hay tumbas que a pesar de la festividad no recibirán ni una flor.
En el camposanto más antiguo, aquellas tumbas que fueron olvidadas por sus descendientes, se encuentran derruidas, le dan un aspecto triste y sombrío al cementerio ya que prácticamente están enterradas en el panteón, sobre ellas hay hierbas, basura.
Así como los años y el abandono de los sepulcros han borrado los nombres de los restos mortales que descansan en ellas, en el olvido ha quedado su memoria, su recuerdo, su historia.