Ramón Campos Almaguer, de 52 años, ha desafiado la adversidad y encontrado en la creatividad una forma de vida, a pesar de su inhabilidad parcial física permanente en la vista, este hombre ha convertido la fabricación de piñatas en su principal fuente de ingresos desde hace más de una década.
Hace 13 años, cuando perdió por completo la capacidad de ver, Campos Almaguer decidió convertir su limitación en una oportunidad. Armado con determinación y acompañado por su inseparable bastón blanco, se aventura diariamente a las calles de Faja de Oro, Bellavista y el centro histórico para vender las coloridas piñatas que elabora con destreza
Ofreciendo sus creaciones a un precio accesible de 50 pesos, este emprendedor no solo se limita a las piñatas. Dependiendo de la temporada, diversifica su trabajo fabricando dulces, como el popular Tamarindo, y creando llaveros religiosos. Además, comparte su conocimiento dando clases de lectura y escritura en braille, así como enseñando el uso del bastón para personas con discapacidad visual.
Dijo que lo que hace falta son oportunidades de trabajo para las personas con cualquier discapacidad, con estas palabras, busca sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de generar espacios laborales inclusivos y accesibles para aquellos con limitaciones físicas.
Su valentía y determinación han inspirado a muchos en la ciudad, demostrando que la voluntad y la creatividad pueden superar cualquier obstáculo. Ramón Campos Almaguer continúa siendo un ejemplo vivo de superación y persistencia, demostrando que las limitaciones no son barreras infranqueables cuando se tiene el impulso de seguir adelante.