Un homicidio afecta en directo a la víctima pero también deja secuelas en su entorno, en muchos de los casos hijos desamparados. Aunque no existen datos oficiales de menores en situación de orfandad por homicidio de padres o tutores, del 2019 al 2023 en Salamanca fueron asesinadas 1,579 personas (Fuente: Recuentos periodísticos) que multiplicado por la tasa de fecundidad del Inegi significaría que 3 mil quedaron huérfanos, la gran mayoría eran menores de edad.
Silvia es abuela de los pequeños Eduardo y Juan, tras el asesinato de su hija en enero del 2023 se convirtió en tutora de sus dos nietos, desde entonces junto a su esposo además de mantenerlos, los educan, una de las partes más difíciles de esta etapa ha sido asimilar la muerte de su hija.
La Red de Defensa por los Derechos Humanos de la Infancia en México (REDIM) señala que no existen censos de huérfanos menores de edad lo que agrava el problema de atención pues impide que las instituciones puedan ofrecer atención.
En Salamanca el sistema DIF no tiene un área especializada para la atención de huérfanos por violencia, en Guanajuato es la Procuraduría de Niñas, niños y adolescentes la que se encarga, pero solo lo hace en caso de que la madre haya muerto por homicidio o feminicidio.
La infancia en situación de orfandad en el país vive una crisis de censo y registro de su población, esto invisibiliza el problema y dificulta su atención, pues además de los huérfanos también en muchos casos la familia ocupa apoyo.