A partir del lunes 24 de agosto las iglesias pueden celebrar bodas, quince años y bautizos debido a que las condicionantes del semáforo epidemiológico naranja lo permiten. Esto ha traído una posibilidad para las iglesias locales de poder recuperarse ante la difícil situación que enfrentan tras la pandemia que las mantuvo 5 meses cerradas.
En una iglesia, antes de la pandemia, se celebraban en promedio 20 ceremonias religiosas a la semana; la mayoría eran bodas. A partir de la pandemia del coronavirus se cancelaron todo tipo de celebración religiosa lo cual también representó un golpe económico a los recintos que percibían ingresos por ese tipo de servicios y las limosnas.
Según datos del Anuario del Pontificio posiciona a México en el segundo país en el mundo con más fieles católicos, solo por debajo de Brasil. En marzo, a partir de la activación de la Fase dos de la pandemia, la Iglesia Católica vio suspendidas las actividades en 7 mil 500 templos y 98 catedrales en el país, en donde obtenían recursos para 14 mil sacerdotes diocesanos, 3 mil sacerdotes religiosos y 135 obispos.
Con la permanencia por tercera semana consecutiva del semáforo en color naranja, las actividades en las iglesias volverán a la normalidad parcial pues tienen que ajustarse a lo siguiente:
La capacidad en cada templo será del 25% aproximadamente 80 personas por celebración.
Se debe medir temperatura de los visitantes y en caso de presentar temperatura mayor a los 37 grados, se pedirá que se regrese a su domicilio.
Personas enfermas, adultos mayores, niños, mujeres embarazadas pueden seguir la Eucaristía por la página del Santuario es decir que no se permitirá el acceso al sector vulnerable.
Se deberá evitar el contacto físico, el saludo de paz sólo se hará una reverencia simple y en el caso de la comunión se pedirá que se reciba en la mano.