La creciente inseguridad que azota a Salamanca en los últimos años ha generado un impacto significativo en la vida comercial de la ciudad. Los constantes ataques armados, cobros de piso y levantones han llevado a muchos comerciantes a cerrar sus negocios de manera permanente, mientras que otros optan por bajar la cortina antes de lo habitual.
Las calles, que anteriormente permanecían animadas hasta las 9 o 10 de la noche, ahora lucen desiertas una vez que cae la tarde. Los negocios, en un intento de proteger sus inversiones y garantizar la seguridad de sus empleados, han comenzado a cerrar entre las 7 y las 8 de la noche. Esta tendencia no solo ha resultado en bajas ventas para los comerciantes, sino que también ha impactado a los taxistas del municipio.
En Salamanca, operan alrededor de 760 vehículos de alquiler tipo taxi, pero menos del 10% de la flotilla trabaja por la noche. La ausencia de pasaje y el temor a ser víctimas de la delincuencia han llevado a muchos taxistas a evitar dar servicios después de las 10 de la noche. Los comerciantes del Mercado "Tomasa Esteves" han expresado su preocupación, señalando que los robos e incidentes de inseguridad dentro del mercado han provocado una drástica reducción en la afluencia de clientes. Esta situación ha derivado en ventas muy por debajo de lo esperado, afectando no solo la economía local, sino también la calidad de vida de los salmantinos.