La Inteligencia Artificial (IA), un campo que abarca sistemas informáticos capaces de aprender, adaptarse y tomar decisiones, está transformando el panorama laboral a nivel global. Al imitar habilidades humanas, la IA ofrece amplias posibilidades para optimizar procesos de producción y negocios, mejorando la productividad y la seguridad, así como incrementando la velocidad de los flujos de trabajo.
Aunque no hay cifras precisas sobre el impacto exacto en el empleo, se estima que los trabajadores más afectados serán aquellos que desempeñan tareas repetitivas o rutinarias. Sin embargo, la transformación digital también ofrece oportunidades en un nuevo mercado laboral.
Para enfrentar los desafíos que plantea la IA, la clave radica en la capacitación de habilidades para el trabajo. Es fundamental que la fuerza laboral adquiera habilidades digitales, aumentando así la productividad. Según un estudio de la consultora PwC, se estima que para la década de 2030, uno de cada tres empleos estará totalmente automatizado.
Si bien la IA puede destruir puestos de trabajo, especialmente aquellos de baja cualificación, también generará nuevas posiciones relacionadas con el mantenimiento y la programación de sistemas artificiales. Estas posiciones, de mayor cualificación, estarán ocupadas por perfiles relacionados con la informática. En un futuro no tan lejano, veremos la aparición de profesiones aún desconocidas mientras algunos oficios tradicionales se reducirán considerablemente o desaparecerán, como los administrativos, los cajeros de supermercado, los chóferes, los camareros, o los vigilantes de seguridad.