La carrera de policía en el municipio de Salamanca, no es una opción a futuro para las nuevas generaciones, cada vez son menos quiénes deciden portar un uniforme.
La violencia tiene sumida a la ciudad en la incertidumbre, ha provocado que la construcción de la corporación local, sea más lenta de lo que se esperaba.
Todo comienza en 2017, la desaparición de 03 uniformados, los cuales, fueron privados de su libertad mientras se encontraban en un operativo en la comunidad de Valtierrilla, donde un convoy de sujetos fuertemente armados despojaron de sus equipos y camionetas a los cuatro policías después identificados como Luis Ángel N., Juan Manuel N., Luis Ernesto N. y Martín Alberto N.
Horas después, alrededor de las 5 de la mañana, los cuerpos sin vida de los tres preventivos fueron localizados a un costado de la carretera que comunica a las cabeceras de Jaral del Progreso y Valle de Santiago, en la misma región del sur del estado.
En esta cacería, un año después, en junio del 2018, seis agentes de tránsito fueron masacrados afuera de la una escuela primaria, luego de tratar de impedir el paso a un vehículo a exceso de velocidad. El hecho, llamó a los reflectores nacionales e internacionales, que posicionarían desde entonces a Salamanca como uno de los municipios mas violentos del estado, lo que finalmente derivaría en la desaparición oficial de la dicha corporación de seguridad del municipio, haciendo entonces, aún en el gobierno del panista Antonio Arredondo, que llegaran las Fuerzas de Seguridad Pública del Estado, como mando único, hasta la intervención de la SEDENA en 2019, durante el mandato de la morenista, Beatriz Hernández.
Es durante el mandato de Hernández Cruz, que esta intenta reestructurar el mando policiaco, convirtiéndose este su estandarte de gobierno, inició con la primera convocatoria para la nueva academia de cadetes, la cual, además de tener baja aceptación con solo 29 uniformados, destapó una cloaca de irregularidades dentro de la unidad de seguridad pública.
Seis personajes pasaron sin pena ni gloria por la dirección de seguridad en menos de dos años, las generaciones aportaban cada vez menos capacidades a los nuevos policías, que aunque en la segunda generación fueron 30, la mayor parte de estos no sabía ni cómo portar, ni mucho menos usar un arma.
Entre el cambio de fichas de titular de la unidad y el pleito político entre Beatriz Hernández y Diego Sinhue, la siguiente generación tendría cerca de 40 cadetes más, los cuales seguían siendo insuficientes para la situación grave que atravesaba la ciudad.
Llegó el gobierno actual de César Prieto, quien queriendo continuar con el legado del bando policial continúa con el proyecto de la academia, pero con una crisis significativa: los salmantinos ya no quieren ser policías por el temor a ser asesinados.
Es el propio Coronel Alejandro Flores quien recoció un bajo numero en los ingresos a la unidad y quien ademas admitió que existe todavía un retraso en el tema de los permisos de uso y portación de armas, señaló que los elementos que no están equipados, no salen a patrullar.
Y es que en los últimos años, Guanajuato se convirtió en el estado más peligroso para ser policía de cualquier nivel de gobierno; en 2021, cincuenta y un policías fueron asesinados en el estado, 50 mas en 2022 y 15 hasta lo que va del 2023.