La imagen de la Virgen de Guadalupe plasmada en el Ayate de Juan Diego es un símbolo de gran veneración en la religión católica y cada uno de sus componentes tiene un significado muy especial.
La imagen tiene nubes que indican que la Virgen es una enviada del cielo.
Los rayos de sol que la rodean representan el inicio de una nueva era.
El manto en color rojo turquesa simboliza la majestuosidad de una emperatriz.
El cabello suelto representa la virginidad.
Su piel morena hace alusión a la mezcla entre la raza blanca y la raza indígena.
Su mirada significa ternura.
La inclinación de su cabeza y la expresión de su rostro describen una esencia humilde y bondadosa.
Las manos unidas significan un estado de oración y la capacidad de dar amor a sus hijos.
El listón negro anuncia que está embarazada.
El vientre abultado de la virgen indica que está a poco tiempo de dar a luz al hijo de Dios.
La rodilla flexionada hace alusión a una danza de oración indígena.
Las estrellas en el manto son las constelaciones que brillaban sobre el Valle de México en los tiempos de las apariciones marianas.
La túnica rosa representa la tierra y las flores doradas hacen alusión a los 9 pueblos indígenas que poblaron El Valle.
Las flores y los tallos en los pliegues del vestido asemejan venir del cielo como ríos de divinidad que caen sobre flores que simbolizan a la belleza verdadera.
La flor de cuatro pétalos representa los cuatro puntos cardinales, las cuatro estaciones y las cuatro épocas pasadas a la espera del quinto sol.
La luna legra de acuerdo al nombre Náhuatl de México significa: "En el Ombligo de la Luna".
El ángel representa a Juan Diego, al emisario de la virgen.
Las alas de ángel en verde, blanco y rojo son los colores sagrados para los indígenas, colores que se plasmaron en la bandera de México.
El ángel que con una mano toma el manto y con a otra la túnica representa la comunicación y la unión de la tierra con el cielo.