Con 71 años a cuestas, un acordeón viejo y desafinado, con su voz y sus recuerdos, Don Fabián sale todos los días a ganarse la vida. Una canción o dos, por unas monedas. Con eso lleva el sustento a su familia.
Aprendió a tocar el acordeón solo, no fue a la escuela pero aprendió varios oficios, a pesar de que trabajaba con amigos, un día se dio cuenta que su voz, su acordeón y sus ganas eran suficientes, de ahí se gana la vida solito.