El lugar del fatal accidente de los migrantes, conocido como la curva del migrante, durante ocho días este espacio se convirtió en un santuario en honor a las 56 personas fallecidas y 150 heridos centroamericanos que viajaban en el interior de un tráiler hacinados por Chiapas.
La señora María quien lleva más de 45 años trabajando la producción y venta de plantas en el "Vivero Berriozabal" donó su tiempo y plantas para hacer del lugar un jardín en memoria de los caídos.
Para esta obra de arte utilizaron 100 metros de pasto alfombra, 56 plantas Sansevieria ( aguanta cualquier clima y simulan una vela) piedras de río, 10 costales de abono y tierra. "Ahora el mural luce esplendoroso, el lugar revivió luego de la tragedia", señaló.