México vive una crisis de seguridad, más de 90 mil personas están desaparecidas. En el país han surgido diferentes colectivos de madres buscadoras,, quienes con pala y pico salen a diario para buscar en terrenos y calles algún resto de su ser querido.
Jalisco, Colima, Sinaloa, Guanajuato y Sonora concentran el mayor número de fosas clandestinas.
Nuestro país enfrenta una severa crisis forense, los cadáveres saturan las morgues. Alrededor de 52 mil cuerpos permanecen sin identificar en las fosas comunes y servicios forenses del país, de los cuales 9 mil 400 están refrigerados en los 263 anfiteatros del país que tienen un sobrecupo de 81% pues solo tienen capacidad para 5 mil 171 cuerpos.
El gobierno admite seis deficiencias principales, destacan: la escasez de personal y la falta de infraestructura y tecnología.
Como una solución, la Ley de Personas desaparecidas de 2018, ordenó a la Fiscalía General de la República identificar los cuerpos con un programa Nacional de exhumaciones, un banco de datos forenses y un registro de personas fallecidas no identificadas.
Desde el año 2006, el número de cadáveres no identificados se multiplicó cientos de veces.
El drama de los desaparecidos
Miles de personas tienen la esperanza de encontrar a sus familiares. Como Cecilia, quien desde 2015 busca a sus hijos Alejandro y Marco.
Cecilia Patricia Flores Armenta, Fundadora de Madres buscadoras de Sonora dice: "cómo no darles un último adiós darles un último abrazo un último beso y decirles cuánto los amo y que porque los amo estoy aquí de pie y que porque los amo estoy buscando todos los días".
Ella, junto con otras mujeres encontró más de 4 mil 500 fosas clandestinas, halló cientos de cadáveres, pero ninguno corresponde a su hijo.
Además, ella y las madres que la acompañan en la búsqueda han denunciado amenazas por parte del crimen organizado.