Desde hace más de dos décadas, Juan pablo se dedica a la venta de fruta, negocio que aprendió de su padre para ganar un poco de dinero de manera honrada y así, mantener a su familia y pagar los gastos del hogar.
Sus clientes más frecuentes eran los maestros, los alumnos y los padres de familia de las escuelas que se encuentran cerca de su negocio, en la calle árbol grande, sin embargo, desde hace más de cinco meses sus ventas disminuyeron por la suspensión de clases presenciales.
Todos los días, desde antes de las 10 de la mañana, Juan pablo sale de su casa con un triciclo lleno de frutas, con la esperanza que los salmantinos de compren todo su producto, y que la venta mejore día con día.