El "síndrome de fin de año" es un término que se refiere a una serie de síntomas físicos y emocionales que algunas personas experimentan hacia el cierre del año. Estos síntomas pueden ser variados e incluir estrés, ansiedad, agotamiento, fatiga, cambios de humor, dificultad para concentrarse e incluso tristeza o melancolía; por lo que si el balance sobre lo que ha pasado acaba siendo más negativo que positivo entramos en una fase de auto-culpabilización y aumentan la tristeza, la insatisfacción y la presión por sentirse feliz.
Este síndrome está relacionado a varios factores como la presión por alcanzar metas, en especial a fin de año cuando la presión es mayor por cumplir con sus propósitos personales o profesionales que se propusieron al inicio del año, y a medida que se acerca el fin del año, es común reflexionar sobre los logros y desafíos experimentados, lo cual genera estrés o preocupación a aquellos que no los consiguieron. De igual modo el cierre de año puede ser un período intenso en el trabajo con la culminación de proyectos y cierres contables. Además, las expectativas sociales y familiares en festividades y reuniones a fin de año pueden aumentar esta presión por las expectativas, lo que a su vez puede generar estrés adicional.
Por esto, para evitar esta presión y problemas emocionales, y al estar muy relacionados estos con las promesas de fin de año, se recomienda establecer propósitos más realistas, por ejemplo, no decir "comenzar 5 negocios nuevos este año", sino mejor enfocarse en uno, estableciendo pequeñas metas para alcanzarlo; así como no comparar nuestros éxitos con los de otros, ya que en caso de que ellos logren cosas "más grandes" podríamos llegar a desprestigiar los nuestros, por otro lado, lo mejor es buscar inspiración en ello.
Ser agradecido con lo que tenemos y logramos también es bueno, no centrándonos en lo que no conseguimos, sino en lo que sí. Asimismo practicar el autocuidado, buscar apoyo en familiares o amigos, y tomar medidas para reducir el estrés, como la práctica de técnicas de relajación, el ejercicio regular y la gestión del tiempo de manera efectiva nos puede beneficiar en gran manera; y en algunos casos, hablar con un profesional de la salud mental puede ser beneficioso para manejar estos síntomas.