Iniciada en 2012 la avenida Insurgentes paralela en dos carriles a las vías del tren fue un proyecto que colocaría a Salamanca como una de las ciudades que mejor se adaptaron al paso de las vías de Ferromex.
La obra fue planteada para ayudar a la conectividad desde Faja de Oro hasta la Colonia La Cruz, ayudaría a disminuir el tráfico y que vehículos y peatones puedan transitar de mejor manera. El proyecto tendría como fin disminuir los atracos del tren, convertir la zona en un área segura y embellecer esa parte de la ciudad.
La construcción de la avenida Insurgentes se dividió en cuatro etapas, en donde participaron: Municipio de Salamanca, el gobierno federal a través de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, Gobierno del Estado y Ferromex.
La obra tenía en 2012 un costo de 160 millones de pesos que aportarían en partes iguales Ferromex y los tres niveles de gobierno, pero fue el Gobierno federal el que nunca puso su parte aprovechando las trabas del proyecto generadas por familias que se ampararon por la obra.
El tramo faltante y que le correspondía a la SCT es el que va de las calles Carranza a Obregón.
Para la construcción de la avenida Insurgentes la autoridad municipal promovió el desalojo de las familias que habitaban el derecho de vía. Se delimitó con herrería y bardas el paso del tren pero con los años las rejas de herrería en color azul fueron desapareciendo y en la actualidad pocas se han salvado de ser robadas.
Desafortunadamente la continuidad de la obra depende de la voluntad de las nuevas autoridades pues del proyecto que arrancó hace una década no se sabe nada.
La continuidad en la avenida Insurgentes representa un reto para las autoridades actuales, desempolvar las carpetas y con iniciativa impulsar un proyecto que se quedó cerca de ser toda una realidad.