El día de muertos se ha convertido en una de las tradiciones más apreciadas para la mayoría de los mexicanos.
Según el calendario católico se designó el 1 de noviembre como el día de todos los santos y corresponde a los niños o muertos chiquitos, este día se ponen ofrendas y altares a los "angelitos", que han dejado el mundo de los vivos.
Allá en el Panteón de la Cruz, al final del cementerio, se encuentra un pequeño apartado dedicado a todos aquellos angelitos que se adelantaron y que hoy se convirtió en un rincón lleno de amor, color y recuerdos; las tumbas se decoraron con globos, juguetes, fotografías y flores en honor a los pequeños que partieron demasiado pronto.
Antonio Alfaro, un padre afectado por esta trágica pérdida, compartió su historia con nosotros. Hace seis años, su bebé, Maria de los Ángeles, falleció en el vientre de su madre a los 5 meses de gestación. Con el corazón lleno de amor y nostalgia, Antonio, junto a su esposa e hijos, acudió al Panteón de la Cruz para visitar a su querida hija.
El panteón se convirtió en un testimonio conmovedor de la fortaleza y el amor inquebrantable de los padres que enfrentaron la pérdida de sus hijos, que tras nacer, su estancia en este mundo fue muy corta.