Hoy se conmemoran 23 años de uno de los incidentes más devastadores en la historia de Salamanca, cuando una fuga de químicos de la empresa productora de plaguicidas Teckhem sumió a la ciudad en una nube tóxica de 22 kilómetros de alcance. El trágico suceso, que dejó una profunda huella en la comunidad, sigue siendo motivo de preocupación debido a sus secuelas.
El fatídico día comenzó poco antes de las 7:00 horas, cuando una explosión dentro de la planta de Teckhem desató el caos en la ciudad. Media hora después, una segunda explosión cambió la dirección del viento, llevando la nube tóxica 20 kilómetros al oeste, hacia el municipio de Irapuato.
La empresa Teckhem informó en ese momento que la sustancia que se fugó era malatión, un peligroso pesticida, pero nunca se realizó un análisis posterior para confirmar esta afirmación o determinar la concentración porcentual y las impurezas presentes en las 60 toneladas que se liberaron. La falta de información precisa ha dejado incertidumbre sobre el verdadero alcance de los daños.
Según el reporte oficial de la Cruz Roja en ese momento, se identificaron al menos mil 300 personas intoxicadas, con 234 atendidas en diferentes hospitales y 31 hospitalizadas, de las cuales siete se diagnosticaron con intoxicación grave.
A 23 años del trágico evento, las comunidades cercanas a la planta industrial de Teckhem todavía experimentan secuelas devastadoras. Residentes de las colonias afectadas informan de dolores de cabeza crónicos, problemas abdominales, trastornos respiratorios, sangrados nasales frecuentes e incluso padecimientos graves como el cáncer.
Los habitantes afectados y grupos de defensa del medio ambiente han luchado incansablemente por una mayor transparencia y responsabilidad de las autoridades y la empresa Teckhem. Exigen un análisis exhaustivo de las consecuencias a largo plazo de la fuga de químicos y una atención adecuada para las personas que continúan sufriendo las secuelas de aquel triste día.
Aunque han pasado 23 años desde la tragedia de Salamanca, la memoria de aquel evento sigue viva en la comunidad, recordando la importancia de la seguridad industrial y la necesidad de proteger la salud de las personas y el entorno ambiental en todas las actividades industriales.