La sociedad no puede acostumbrarse a la violencia ni se puede normalizar cada ataque armado, areciera que ninguna autoridad puede hacer algo para aminorar la violencia que se vive en el estado y el país, es la opinión de Enrique Díaz Díaz, obispo de la Diócesis de Irapuato, tras los ataques armados que arrebataron la vida de una elemento de policía en Salamanca, un agente vial en Irapuato y dos paramédicos de Cruz Roja en Celaya.
El prelado lamentó lo sucedido, pidió unión y fortaleza para las familias que perdieron a su hijo o su hermano. Señaló que la violencia sigue carcomiendo la paz de cada hombre y mujer, arrebatando vidas y dejando daños colaterales e irreparables