El 22 de marzo de 1972, abrió por primera vez sus puertas la Casa de la Cultura de Juchitán, con el impulso del pintor Francisco Toledo, y por más 40 años fue un icono de las expresiones artísticas de toda la región del istmo.
Su apertura se dio en medio de la lucha social en el surgimiento del movimiento de un grupo de estudiantes nativos de esta ciudad, que lograron que el pueblo se levantara para reclamar el poder popular, donde también se tuvo la participación muy activa del sector artístico.
Durante sus primeros años de funcionamiento, se produjeron importantes trabajos literarios, musicales y pictóricos principalmente, y con ello se le dio fortaleza a la difusión de la lengua materna el Didxaza.
Pintores, trovadores, cantautores, danzantes, escultores y escritores encontraron en este espacio una plataforma para promover sus obras, y así surgieron generaciones de artistas en esta ciudad, que llevaron sus creaciones en diferentes partes del mundo.
Este lugar ha sido escenario de importantes momentos de la historia actual, conciertos musicales, presentaciones de grupos de danzas y exposiciones pictóricas, que fueron del agrado de mucha gente que visitaba este lugar y podía convivir con estas expresiones artísticas.
Sin embargo el 7 de septiembre del año 2017 el sismo de 8.2 grados derribo todo los sueños, llevándose entre los escombros toda la historia que guarda este recinto, todo colapsó y desde entonces el cerró sus puertas la biblioteca, el teatro auditorio, la sala de arte moderno, el área de exposición arqueológica y aquellos largos corredores, quedaron convertidos en ruinas.
Actualmente la Casa de la Cultura no cuenta con un director titular, ni recursos para su restauración, y así con ese lamento que reflejan sus ruinas, cumple 47 años de haber sido el lugar de encuentro entre el arte popular y la expresión creativa de la cultura de los Binniza.