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27 de Noviembre del 2024
Cultura

¿Amamos con el corazón o con la cabeza?

¿Amamos con el corazón o con la cabeza?

Un reciente estudio publicado en la revista Cerebral Cortex de la Universidad de Oxford ha proporcionado nuevos conocimientos sobre cómo el amor se manifiesta en el cerebro.


La investigación, llevada a cabo por la Universidad de Aalto en Finlandia, utilizó resonancias magnéticas para observar la actividad cerebral de 55 adultos mientras meditaban sobre seis tipos diferentes de amor: por los hijos, la pareja, los amigos, la compasión por un extraño, las mascotas y la naturaleza.


Los participantes reflexionaron sobre experiencias específicas relacionadas con estos tipos de amor, como el primer encuentro con un bebé recién nacido para el amor paternal o la sensación de estar con una mascota. También se les pidieron pensamientos neutros, como el lavado de dientes o la observación del paso de un autobús, para comparar las respuestas cerebrales.


El estudio descubrió que el amor activa varias áreas del cerebro, incluyendo los ganglios basales, la línea media de la frente, el precuneus y la unión temporoparietal. La intensidad de la actividad cerebral varía según el tipo de amor experimentado. El amor por los hijos mostró la mayor activación en todas estas regiones, seguido por el amor hacia la pareja y los amigos.




El amor hacia los extraños, o la compasión, activó menos áreas cerebrales en comparación con el amor por personas cercanas. El amor por las mascotas y la naturaleza también activó el sistema de recompensa y áreas visuales del cerebro, aunque no las regiones asociadas a la cognición social.


Una observación interesante del estudio fue la diferencia en la actividad cerebral entre quienes tienen mascotas y quienes no. Los dueños de mascotas mostraron activación en las áreas asociadas a la cognición social cuando pensaban en su animal de compañía, a diferencia de los que no tienen mascotas.


Los investigadores creen que entender cómo el amor afecta al cerebro puede ayudar a mejorar las intervenciones en salud mental, especialmente en trastornos del apego, depresión y problemas de pareja. El equipo de investigación de Rinne ya había explorado previamente las experiencias físicas del amor y continúa avanzando en el conocimiento científico de las emociones humanas.


Con información de EFE




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