El tradicional pan de muerto, es una de las piezas indispensables en estas festividades donde se recuerda a los fieles difuntos, una celebración ancestral que debe de cumplir protocolos definidos de acuerdo a cada cultura.
Muchos son los que elaboran este producto en estos días, por lo que el toque final del maestro panadero es lo que hace la diferencia para que su pan sea el seleccionado en los altares de las familias.
"La masa es una masa muy enriquecida, muy rica en materiales, mucho huevo, mantequilla, manteca de cerdo, leche, es una masa muy suave, un poco difícil de manejar por tantos ingredientes, pero eso le da una suavidad y sabor muy bueno"
Para Samuel Cruz, respetar la tradición de 4 generaciones familiares de panaderos es prioridad, por lo que su cocina lleva la influencia Chontal y Zapoteca, resaltando el sabor y la forma.
Por lo que desde hace una semana comenzó a trabajar con las degustaciones y presentaciones de los panes de muertos que se ofrecerán en su panadería artesanal el Oaxaqueño.
"Las dos principales formas son las de muertitos, las tradicionales, donde se puede dar la forma de un cuerpo, de una persona, se le hacen las piernas, los brazos que normalmente van cruzados y la carita que es la tradicional, la otra forma tradicional es el círculo, donde a pesar que no tiene la representación del muertito, se poden unos difuntos en el cuerpo, también lleva la carita representativa, todos se barniza con huevo para darle el brillo y se le pone el tradicional ajonjolí"
Para elaborar el pan de muerto se necesitan por lo menos 6 horas de trabajo arduo, tiempo y esfuerzo que es entregado con dedicación para que el altar de los fieles difuntos tenga el mejor de los panes, como ofrenda para recordar que aún permanece en la mente y corazón de su familia.