El 1 de diciembre de 1961, entró en operación una de las presas más importantes del estado de Oaxaca, la presa Presidente Benito Juárez, ubicada en el Istmo de Tehuantepec, cuya finalidad fue la irrigación, el riego de 11 municipios, abarcando un área de 55 mil hectáreas, con una capacidad de almacenamiento óptimo de riego de 720 millones de metros cúbicos.
Con el paso de los años, estas metas han ido disminuyendo, de los 11 municipios previstos, solamente se atienden 9, mientras que el área de irrigación bajó de 55 mil a solo 23 mil hectáreas, distribuidas en 600 kilómetro de canales, para un promedio de 8 mil usuarios, de acuerdo a historiadores y habitantes locales, esta presa lleva más de 60 años sin mantenimiento.
Este azolve de varias décadas, hace que los niveles del agua bajen de forma apresurada, viviendo periodos constantes de sequía en esta presa, los cuales se repiten después de 2 años sin una temporada normal de lluvias.
De acuerdo a la Coordinación Estatal de Protección Civil y Gestión de Riesgos (CEPCyGR) de Oaxaca, la presa presidente Benito Juárez, al inicio del mes de marzo reportó un 36.4 por ciento de almacenamiento, reduciendo de 500 a 300 millones de metros cúbicos de agua para el riego del 2024, impactando al sector campesino.
Un indicador alarmante de descenso precipitado de los niveles de la presa Benito Juárez, es la aparición del templo domino del siglo XVI que permanece adentro de este cuerpo de agua.
Actualmente la escasez del agua impacta directamente a campesinos, pescadores y la población dependiente de ellos, lo preocupante es que adicional a los millones de metro cúbicos de agua que ya se le da a la refinería de Salina Cruz, ahora se podrían sumar hasta 4 parques industriales del corredor interoceánico.
De consolidarse ¿a quienes se les tendrá que reducir o cortar el suministro? O ¿se proyectará un mantenimiento a la presa?