Oaxaca avanzará de producir 52 mil 169 toneladas a 535 mil 178 toneladas de maíz blanco en 5 años de acuerdo al Plan México impulsado por la Presidenta de la Republica, un salto que lo ubicará sólo detrás de Campeche, Veracruz y Chiapas. Sin embargo, ese volumen apenas suple el 50% del consumo anual estatal, estimado en más de 1 millón de toneladas, revelando un déficit estructural de 464 mil 822 toneladas.
La severa sequía que dañó el 93 por ciento de las milpas oaxaqueñas entre 2018 y 2023 redujo la producción de maíz blanco en 10.1 por ciento durante el ciclo 2024 con respecto a 2023, presionando aún más a los productores de temporal. Pese a ello, algunos agricultores reportan rendimientos, comparables con los del noroeste del país, gracias a la adopción de variedades mejoradas y prácticas de manejo más tecnificadas.
A nivel nacional, la producción de maíz blanco en 2024 cayó a 20.5 millones de toneladas, el nivel más bajo en una década, y para 2025 se anticipa una disminución adicional a 19 millones de toneladas.
Ese faltante ya se refleja en que México importó 225 mil toneladas de maíz blanco en 2024 y podría requerir hasta 700 mil toneladas en 2025, gastos que se agravan en un contexto de dólar caro y protestas de tortilleros por aumentos inminentes en el precio de la tortilla. Organismos como el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas advierten que, por primera vez desde 1989, México perderá su autosuficiencia en maíz blanco, con una escasez proyectado en 600 mil toneladas.
La ambiciosa meta de Oaxaca muestran el potencial de la región. No obstante, la combinación de déficit local, sequías recurrentes y la crisis nacional de producción exige inversión en riego, seguros catastróficos, asistencia técnica permanente y protección a las variedades nativas.