La venta y producción de velas, veladoras y artículos característicos en eventos religiosos, como parte del proceso de fe de los creyentes, disminuyó durante este 2020 hasta un 70%, ante la cancelación de toda actividad religiosa pública o masiva, incluido rezos, velorios, peregrinaciones y posadas.
Para los comerciantes al interior de los mercados del Istmo de Tehuantepec, los meses considerados con altas ventas, como octubre, noviembre y diciembre, representan pérdidas económicas y un estancamiento de inventario sin precedentes en esta temporada para una región tan devota y fiel.
Los productores argumentan, que su trabajo disminuyó de 6 toneladas a solamente media para esta temporada, lo que implica una disminución en su producción de 9 mil velas y veladoras a solo mil, distribuidas en municipios como Juchitán de Zaragoza y Santo Domingo Tehuantepec.
Para la cultura zapoteca, el rendir ofrendas a sus fieles difuntos, santos y vírgenes, es un proceso espiritual y primordial, arraigado por miles de años, por lo que la disminución de esta actividad, impacta en la economía local.
Este 2020, no se realizaron los tradicionales rezos, peregrinaciones, misas u ofrendas, la pandemia afectó económicamente temporadas como semana santa, día de muertos y las fiestas decembrinas para el turismo religioso en la región del Istmo.