Los papalotes pasean libremente por el cielo, las calles se inundan de comerciantes y los ikoots de San Mateo del Mar se alistan para recibir aunque sea por unas horas a sus muertos en casa.
De acuerdo a sus tradiciones, los mareños rinden culto a sus fieles difuntos pero también a la tierra, la cual es sagrada para ellos.
Este día, inicia la adquisición de flores, veladoras, dulces, e infinidad de comida y bebida tradicionales que serán colocados en la ofrenda.
También, los huaves fabrican papalotes con materiales de carrizo, papel y plástico, los cuales son elevados para comunicar que se encuentran listos para recibir a sus difuntos.
Las flores y veladoras que se utilizaron en el altar, se usan también para decorar las tumbas de forma que la ofrenda se aterrice en el campo santo. El cementerio, a pesar de sus condiciones en abandono, espera la convivencia de vivos y muertos.
Ciertamente la celebración del día de muertos varía dependiendo la localidad, sea Juchitán, Tehuantepec, Salina Cruz o San Mateo del Mar, sin embargo existe la peculiaridad que en algunos de ellos o todos, ha comenzado a adquirirse la cultura del halloween, por lo cual, los ikoots aseguran que no permitirán la extinción de la tradición del día de muertos.