El diagnóstico para el futuro de la región es preocupante ante los impactos del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT).
Por ejemplo, en Cd. Ixtepec, el gobierno de federal expropió 412 hectáreas, 54 áreas y 45 centiáreas de terrenos de temporal de uso común para instalar un Polo de Desarrollo para el Bienestar, existe preocupación porque con el Corredor Interoceánico se van a reactivar los proyectos extractivistas es decir modelos de crecimiento económico basado en la privatización de las exportaciones, dentro de las licitaciones ya autorizadas esta la industria eléctrica y electrónica, semiconductores de la industria automotriz, dispositivos médicos y la industria farmacéutica, agroindustrial y energías limpias.
La realidad es que hay poca información y las estimaciones indican que estos 10 Polos Bienestar podrían a consumir más de 300 millones de m3 de agua, equivalentes a dos veces más que lo consume toda la población del Istmo de acuerdo a la información del Centro de Apoyo al Movimiento Popular A.C. ejemplificando que solo un parque industrial consumiría cinco veces más agua que la Cementera Cruz Azul que se encuentra en Lagunas, Oaxaca o bien el consumo de agua proveniente de la Presa Benito Juárez de la Refinería Antonio Dovali Jaime de Salina Cruz donde está ya licitado un verdadero complejo industrial
Y aunque en este momento en la región del Istmo de Tehuantepec es suficiente el agua, con los parques Bienestar no será suficiente para todos, entonces se va a tener que decidir si dan agua a empresas multinacionales con mucho dinero, o a la población para actividades domésticas y campesinas, que ha sido parte de las protestas de varias organizaciones como ucizoni en la zona norte de esta región.
Aunado a ello, viene la contaminación con las aguas residuales y si ya de por si la región tiene una problemática grave porque los ríos están contaminados, con los parques habrá desecho de grandes cantidades de químicos
Aunque el gobierno y las empresas promueven un desarrollo promisorio, la actual crisis climática pondrá a prueba la capacidad de los gobernantes para gestionar y cuidar sus reservas hídricas en Oaxaca.