La quema del viejo, un muñeco caracterizado relleno de paja, hojas seca, periódico o aserrín, es una de las tradiciones más emblemática de fin de año, la cual representa para muchos el cierre de ciclos.
Tradicionalmente el muñeco es vestido con ropa que se usó en dicho año, adornado con elementos llamativos como máscaras, sombreros o artículos como botellas, colocándolo en un lugar visible para que sea clara la despedida del año.
El simbolismo de esta tradición indica, que el fuego, el cual provoca la quema del viejo, da referencia a la purificación, dejando atrás todas las cosas malas por error que se cometieron en dicho año, resurgiendo como una nueva persona para este periodo, en el cual se espera ser una persona nueva, fieles a sus principios e ideales que lo hacen un ser de bien dentro de su sociedad.
Aunque la costumbre refiere que el viejo se tiene que quemar a la media noche, por seguridad dicha tradición se ha recorrido con el paso de los años, ante ciudadanos que hacen disparos al aire, a pesar de ello, dicha tradición sigue viva en municipios del Istmo de Tehuantepec.