El Ferrocarril Nacional de Tehuantepec que inició operaciones en 1907, como parte del proyecto de interconexión entre dos océanos, generó para la región del Istmo, una intensa actividad comerciales, detonando la economía de las familias, ya que el proyecto permitía acortar el tiempo de traslado, así como una interconexión al centro y sur del país, siendo las mujeres istmeñas quienes fieles a su característica comercial aprovecharon esta oportunidad.
MARIO MECOTT FRANCISCO / DIRECTOR DE CASA DE CULTURA DE TEHUANTEPEC
"¿Quiénes van a ser las protagonistas en esta actividad económica? Pues nuestras mujeres, las viajeras, que tenían esa herencia de las pochtecas de llevar sus productos a lejanos lugares y traer esos productos de lejanos lugares hacia Tehuantepec"
El intercambio comercial con la capital del país, así como Veracruz y Chiapas, se volvió una constante, acarreando en los vagones de pasajeros artículos típicos como huipiles, bordados, artesanías y frutos del campo como mango, chicozapote, plátano, naranja, entre otra infinidad de productos, que incluso, lograron la exportación.
MARIO MECOTT FRANCISCO / DIRECTOR DE CASA DE CULTURA DE TEHUANTEPEC
"Tenemos nosotros conocimiento de mucha gente de Tehuantepec que comercializo con Tonalá Chiapas, que por cierto en Tonalá hay mucha familia tehuana, que son descendiente de aquellos ferrocarrileros y esta vendimia llegaba hasta Quezaltenango Guatemala, doña Ilaria Sosa nos cuenta que ella llegó hasta ese punto con señora Lencha cacho hasta Quezaltenango Guatemala"
La actividad comercial en esta modalidad, decayó junto con el ferrocarril, a finales de los años 80 y principios de los 90, sin embargo, la esencia permanece en las mujeres zapotecas, quienes todos los días ofrecen sus productos típicos y característicos de la región a locales y turistas, en la capital espiritual del Istmo.