El Liverpool se impuso este miércoles en la ida de los octavos de final de Liga de Campeones por 2-0 al Inter de Milan en San Siro gracias a los goles del brasileño Roberto Firmino y del egipcio Mohammed Salah que en menos de 10 minutos sentenciaron un partido en el que los 'nerazzuri' merecieron algo más, sobre todo en la segunda parte.
San Siro acogió este miércoles un partido de 'Champions' diez años después. Y se notó. La Liga de Campeones no da tregua, y ambos entrenadores tuvieron claro que la intensidad era la clave desde el inicio. El italiano Simone Inzaghi estuvo muy activo, más que de costumbre, en la zona de banquillos, ordenando a los suyos para tapar los espacios de su 3-5-2 en la presión alta que realizaron a los ingleses. El alemán Jurgen Klopp, en cambio, parecía estar más tranquilo con su 4-3-3 habitual.
Pese a la alta presión durante los primeros 45 minutos, ninguno de los equipos regaló el balón al contrario con facilidad y no se vieron robos cerca del área rival. El Inter se la jugó más en la salida de balón, pero los riesgos dieron sus frutos en forma de ocasiones gracias a la profundidad del croata Ivan Perisic y el neerlandés Denzel Dumfries, sus dos jugadores más destacados.
En el minuto 10 el turco Hakan Calhanoglu estalló contra el larguero un centro de Perisic desde el perfil izquierdo en lo que fue la ocasión más clara de la primera parte. Más tarde, el defensor francés del Liverpool Ibrahima Konaté tuvo que exprimirse al máximo para cortar un pase de Dumfries al propio Calhanoglu, que se encontraba en boca de gol y sin marca tras una limpia salida de los locales por medio del argentino Lautaro Martínez, muy activo durante todo el encuentro.
Movió las fichas Klopp en el descanso con el fin de obtener mayor peso en el ataque e introdujo al brasileño Roberto Firmino en lugar del portugués Diogo Jota, algo desaparecido durante la primera mitad, pero fue el conjunto interista el que tomó el dominio en el segundo tiempo.
Fueron un torbellino los de Inzaghi. Perisic y Dumfries de nuevo fueron dos puñales por banda, en especial el croata, que se convirtió en un pesadilla para el británico Alexander Arnold. Cada balón que llegaba a los pies de Perisic era ocasión para los 'nerazzurri'. De hecho, un cambio de orientación de Dumfries a los pies de Perisic acabó con un centro para el 'Toro' Martínez que no llega a rematar en una de las ocasiones más claras del partido, que se fueron sucediendo sin parar en el área de los ingleses.
Tanto fue así que Klopp realizó un triple cambio para intentar igualar la balanza en el centro del campo con la entrada del inglés Jordan Henderson y el guineano Naby Keita; y con el colombiano Luis Díaz para dar frescura en el ataque por un Sadio Mané que fue de más a menos. Y le funcionaron los cambios al técnico.
El partido se igualó en la medular y Díaz consiguió en el minuto 60 la primera ocasión de los 'Reds' en la segunda parte. Ya avisó Inzaghi en rueda de prensa de la importancia de la determinación en el partido. Y el Liverpool la tuvo en los últimos minutos.
En un aislado córner, cuando todo apuntaba a un gol interista, Firmino consiguió en el minuto 75 dirigir con el cuello un gran cabezazo desde el primer palo para deshacer el empate en el marcador, antes de que Salah aprovechara un balón suelto en el punto de penalti para sentenciar el encuentro en el minuto 83.
El conjunto inglés defenderá en Anfiel el rédito obtenido en San Siro en una noche en la que el Inter desaprovechó varias ocasiones claras de gol y que, seguramente, no mereció tanto castigo.