Oaxaca enfrenta un grave desafío en sus principales zonas turísticas: la capital genera 3 000 toneladas de basura diarias sin tratamiento adecuado, mientras que en la Costa se acumulan 172 toneladas de residuos plásticos al día, de las cuales el 16 por ciento es PET. Playas en Puerto Escondido y Mazunte aparecen entre las más sucias del país, con descargas de aguas negras y residuos sólidos que contaminan arena y mar.
En los Valles Centrales, los ríos Atoyac y Salado están invadidos por sólidos suspendidos, tóxicos orgánicos y bacterias, transformándose en focos de infección. Esta contaminación deteriora la experiencia de los visitantes; quienes enfrentan riesgos sanitarios y pone en jaque la reputación de destinos reconocidos internacionalmente, como Puerto Escondido.
Las plantas depuradoras están saturadas y obsoletas; en Puerto Escondido se contabilizan hasta 16 descargas de aguas residuales sin tratar en playas como Zicatela y Principal. Usuarios y prestadores de servicios reclaman, la presencia de montañas de desechos sólidos en Santa Bárbara de Samaná, donde la basura se extiende por toda la playa.
La Cofepris advierte que el contacto con aguas contaminadas y la inhalación de hedores en playas pueden provocar hepatitis, infecciones estomacales y de piel, 1 de cada 3 turistas evita zonas reconocidas cuando observa basura acumulada, reduciendo la estancia promedio y el gasto por visitante.
El gobierno estatal anunció la construcción del CIRRSU en San Pedro Totolápam, con una inversión de más de 600 millones de pesos para procesar el 70% de los desechos, reduciendo significativamente el impacto ambiental y promoviendo una economía circular en la región. Se espera que el CIRRSU solucione de manera definitiva la generación y tratamiento de 850 toneladas diarias de desechos que se generan en la zona metropolitana y que en pocos meses genere beneficios sociales, económicos y ambientales.
