Las parteras tradicionales, han practicado técnicas médicas milenarias, en comunidades indígenas dentro del estado Oaxaqueño, en donde son reconocidas como sanadoras, ya que no sólo tienen la tarea de recibir al bebé sino también dar acompañamiento en la gestión, sobando, revisando y acomodando al bebé, detectando embarazos de riesgo y remitiéndolas al sector salud si es necesario.
Las parteras han sido mayormente reconocidas por los pueblos indígenas, pues la falta de atención medica en algunas comunidades sigue siendo limitada. Aura Montiel, partera joven Oaxaqueña, menciona que ella decidió ser partera por experiencia propia de violencia obstétrica, ya que ellas buscan no solo brindar un acompañamiento, sino también partos humanizados y sin violencia, pues entre sus técnicas de acompañamiento desarrollan una mayor sensibilidad con respecto a la posición del alumbramiento, contrario a los hospitales que solo favorece a los médicos.
Las parteras de mayor edad, buscan mantener viva la medicina tradicional dentro de sus comunidades, por ello, comparten su conocimiento con mujeres jóvenes que deseen adquirir el conocimiento necesario.
En México, la partería tradicional es reconocida dentro de la medicina tradicional, en los artículos 1º y 2º de la Constitución Mexicana, como en los artículos 6º y 93 de la Ley General de Salud (LGS). La figura de la partera tradicional está reconocida en el artículo 64 de la LGS, que específica que en la organización y operación de los servicios de salud destinados a la atención materno-infantil, las autoridades sanitarias competentes establecerán acciones de capacitación para fortalecer la competencia técnica de las parteras tradicionales, para la atención del embarazo, parto y puerperio.