Tino Gómez Ocaña, extrabajador de la empresa Gorsa, narra la difícil situación que atraviesa desde el 2018, luego de sufrir un accidente laboral el 29 de enero de ese año, siendo abandonado por su empresa, con fracturas en las costillas y cadera. Al caer en un registro cuando apoyaba en la maniobra de una unidad de la empresa, fue llevado a la clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Tehuantepec, siendo notificado que él ya no era derechohabiente, aun cuando se encontraba laborando en la empresa Gorsa.
Luego de dos años de rehabilitación, logra tener movilidad y decide acudir con sus jefes inmediatos, para lograr un pago indemnizatorio y agilizar el trámite en el seguro por los años de incapacidad que no le fue otorgado, siendo nuevamente engañado, con la promesa que recibiría una pensión.
Desde el 2018 su esposa Gladys López se ha hecho cargo de trabajar y sostener a su familia, ya que el señor Tino Gómez por su condición física, no logra realizar un oficio por lo que su esposa tiene que laborar desde las 6 de la mañana hasta las 4 de la tarde, siendo su hijo menor de edad quién se encarga de ver por él.
La situación se complica aún más con la pérdida de visión que en los últimos meses ha sufrido el señor Tino Gómez, teniendo una pérdida de visión hasta este 2021 del 70%, desconociendo si esta condición se atribuye a alguna secuela del accidente.
Hoy hace un llamado a los representantes de la empresa Gorsa, el cual cambió de sede y de razón social luego de las denuncias interpuestas por los trabajadores, incluidos el señor Tino, a ser responsables y cumplir con el proceso de indemnización.