Las posadas navideñas son fiestas populares características de México, 9 días de un ambiente de hermandad y hospitalidad, que recuerda para algunas religiones, el peregrinar de José y María rumbo a Belén, donde dio a luz a Jesús.
En la cultura zapoteca, de municipios del Istmo de Tehuantepec, estos días se vuelven una algarabía.
"Se reúnen todas las tardes en los diferentes templos de los barrios de Tehuantepec, llegan los niños, sus mamás, se hace lo que es la representación de los santos peregrinos, se reparte lo que es la horchata, lo que es las galletas, las serpentinas, las espanta suegras, las velitas, todo es una alergia"
Más allá de la fe, en estas celebraciones se busca inculcar a las nuevas generaciones, el valor de la hermandad, la ayuda mutua, que todos necesitamos de todos.
"Pero también se refleja el espíritu de hermandad, de la ayuda mutua, porque se va pidiendo a cada persona que de la posada, que dan las galletas, aquí en Tehuantepec, los padres y los abuelos, a mí me tocó ver anoche a mi hermano llevar a su nieto a la posada, eso se está transmitiendo"
En un mundo donde la digitalización nos ha alcanzado, estas celebraciones rompen con los esquemas sociales, los niños dejan sus dispositivos móviles y los adultos conviven entre sus semejantes, recordando los bellos momentos que esta tradición les dejó de niños.
"Nos entreteníamos parándose en frente del nacimiento y decía un niño, a ver quién me adivina o quien me encuentra al pastorcito que esta hincado y era tan enorme el nacimiento que el primero que lo encontrara ganaba"
Las posadas se llevaban a cabo en la tarde-noche de los días del 16 al 24 de diciembre, el lugar en donde se llevaba a cabo la posada están adornados con serpentinas, globos, faroles y gusanillos: la posada termina invariablemente al romperse las piñatas.