Desde días antes comienzan los preparativos, con los rezos, la compra de todos los productos que serán utilizados, y llegado el día desde muy temprano comienzan a llegar los familiares y vecinos, quienes se suman al trabajo comunitario y colectivo para la elaboración de las ofrendas.
De acuerdo con los registros históricos, a este culto se le conoce como Biyé que hacían los antiguos zapotecas antes de la llegada de los españoles, la mezcla de la sabiduría prehispánica con las actividades religiosas de la iglesia católica dio como resultado esta tradición.
"Esta ofrenda simboliza en sí una fiesta, una recepción para los muertos, es la bienvenido a ellos a nuestras casas, a la casa en donde ellos habitaron", dijo Luis Enrique Hernández Esteva, cronista independiente de Juchitán, Oaxaca.
Manuel García Sánchez, habitante de la Séptima Sección de esta ciudad, señaló que junto con sus hermanos, llevó a cabo la elaboración de una ofrenda dedicada a su madre, Indicó que invierte más de 20 mil pesos y tan solo la ofrenda gastaron cerca de 10 mil pesos.
El culto a los muertos es una tradición arraigada en Juchitán, y se vuelve un ritual desde la construcción de los altares hasta la espera de las almas en las casas, a diferencia de otras culturas, acá en estas tierras, no se hace en los panteones.